Mi debriefing, grupo de caza Rojo, equipados con I-16 Mosca y compuesto por Lenoir, Grajo, y yo mismo. Misión: defender un puente cercano a la base.
Despegamos y sufrimos el primer percance cuando uno de nuestros cazas, sin duda saboteado por el enemigo, se sale de la pista y rompe una pata del tren. Afortunadamente tenemos reservas y en breve estamos los tres en el aire, aunque la salida escalonada hace que nos cueste un poco reencontrarnos y reagruparnos.
En ello estamos cuando el grupo de vuelo 2, equipado con Lagg-3 y con la misma misión que nosotros, comunica por radio que ha alcanzado el objetivo y observa actividad de nuestra antiaérea, con varios cazas enemigos en la zona. Salimos hacia allá a todo lo que dan nuestras máquinas.
Al llegar encontramos varios cazas enemigos que de inmediato entran a por nuestro grupo. Los esquivamos y entramos en combate evolutivo con ellos con escasos resultados: es imposible seguirlos con nuestros Moscas, y es como jugar al gato y al ratón pero a nosotros siempre nos toca ser el gato o el ratón cojos.
Unos minutos más tarde, tres Stukas aparecen en aproximación al objetivo, y empiezan un picado suave hacia el mismo. Nos lanzamos a por ellos, aunque vemos que no vamos a poder alcanzarlos antes de que suelten su carga sobre el puente.Vemos cómo uno suelta su bomba, pero falla. Empezamos a perseguirlos cuando empiezan la remontada.
Nos dividimos en persecución de los aviones boches. Yo me aproximo rápidamente a un Stuka y le suelto una ráfaga. Suelta combustible. Le hago otra pasada, intentando esquivar a su artillero, y ahora le dejo humeando negro. Otra pasada más y más pérdidas de combustible, pero nos estamos alejando del objetivo, así que decido abandonarlo y volver hacia el puente, porque además el grupo de vuelo 2 nos informa que ha visto a un Stuka que todavía lleva bomba. También nos han comunicado que están sin munición y seriamente tocados.
Nosotros tres por el momento estamos intactos. Grajo comunica por radio que ha localizado al Stuka con bomba y entra en combate con él, derribándolo. Lamentablemente, el tercer Stuka también conserva su bomba y consigue soltarla sobre el puente antes de que podamos hacer nada, con la mala suerte de que esta vez acierta de lleno. Rabioso, echando espuma por la boca y en una demostración de ira, frustración y valentía rusa, el valeroso piloto Grajo venga a nuestra patria haciendo un taran sobre este Stuka, que cae sobre nuestro glorioso suelo, pero llevándose la vida del valeroso Grajo con él. DEP.
Quedamos Lenoir y yo en las inmediaciones del objetivo. Nos reunimos y empezamos una patrulla, intentando abatir alguno de los cazas enemigos que todavía abundan por la zona. Hacemos varios intentos sin éxito, parece que nos limitamos a esquivar sus embestidas, pero es imposible seguirlos. Durante unos minutos mantenemos la formación en pareja cubriéndonos mutuamente, pero en una trifulca con unos de estos cazas, nos despistamos y, justo cuando estamos buscando reagruparnos, nos entran a los dos simultáneamente por sorpresa. En mi caso, ni siquiera he escuchado el impacto, ha debido ser una bala aislada pero que me ha dado en la junta de la trócola y el motor se para de inmediato. Tengo que saltar, y escucho a Lenoir que hace lo mismo. Un minuto de despiste te puede costar la vida.
Aterrizo en un patatal donde un anciano con gorra y una colilla entre los labios observa tranquilo el combate que se desarrolla en el cielo apoyado en su azada. Me ve acercarme con una socarrona sonrisa: "¿Qué tal el aterrizaje? Yo pensaba que se hacía con el avión, se ve que las técnicas evolucionan y que ahora nos sobra el material volante". Graciosillo, el viejo.
Le pregunto por cómo acercarme a la base, y se ofrece a llevarme en un carro tirado por una mula vieja y tuerta. "Explícame, explícame, camarada, que como no he estudiado no entiendo la guerra moderna. ¿Así que ahora, cuando se te gasta el avión, saltas y te vas a por otro?". Estamos prácticamente al lado, pero el viaje se me hace eterno soportando sus comentarios irónicos todo el camino.
Al llegar a la base me encuentro con el camarada Lenoir que ya está solicitando un nuevo avión para volver a la zona en busca de venganza. Nos dan un nuevo Mosca a cada uno, tras hacernos firmar un recibo comprometiéndonos a devolverlo en perfecto estado bajo pena de emasculación a mordiscos de rata hambrienta. Despegamos de nuevo hacia la zona del puente mientras siento un extraño cosquilleo en mis partes nobles.
Allí nos encontramos con el hermano gemelo de nuestro camarada Grajo, que se ha unido a nuestro grupo para vengar a su hermano caído. La actividad de caza enemiga continúa, pero nuestros intentos siguen siendo infructuosos hasta que conseguimos localizar a un Macchi bajo nosotros. Lenoir y yo picamos tras él, consiguiendo por primera vez aproximarnos rápidamente. Le suelto una ráfaga y le veo soltar humo, y prácticamente a continuación Lenoir, que viene con más impulso, me adelanta y le persigue dándole cariño hasta que cae. Curiosamente, el programa me da el derribo a mí, pero lo importante es que hay un nazi menos sobre la sagrada tierra rusa.
Finalmente, tras unos minutos más de patrulla comprobamos que los nazis han abandonado la zona. Decidimos replegarnos y volver a base. Aterrizamos sin novedad, y devolvemos nuestros Moscas intactos respirando con alivio. No vamos a evitar la bronca del comisario por no haber podido defender el objetivo, y me temo que nos quedaremos sin ración de vodka durante al menos un mes, pero el recuerdo de las ratas me hace sentir alivio a pesar de todo. Un día más con huevos.
