Los Tigres Volantes y el coronel Chennault
- Detalles
- Creado en 02 Julio 2005
- Visitas: 24444
Con todo, un puñado de hombres, aviadores americanos al servicio del coronel Claire Lee Chennault, siguió luchando contra los japoneses durante toda la guerra desde el interior del territorio chino todavía libre. Estos hombres, que tenían a su disposición aviones estadounidenses sobre cuyo fuselaje habían pintado el abigarrado morro de un tigre de agudos dientes, se hicieron legendarios por sus acciones y pasaron a la historia con el nombre de "Flying Tigers" (tigres volantes). Un film de este título, interpretado por John Wayne, celebró su epopeya. La realidad de los "Tigres Volantes" es ciertamente menos romántica que su leyenda, aunque no carezca de interés...
Los Estados Unidos habían empezado a ayudar a
China desde que, en 1937, Japón había puesto en marcha su política de
conquista. Para los americanos de la época del "New Deal"
rooseveltiano, ayudar a China a resistir al imperialismo japonés
significaba por una parte recobrar los antiguos ideales de la revolución
anticolonialista y por otra preservar un enorme mercado que tenía, para
los Estados Unidos, un gran interés económico y político. En el curso
de la primera fase de la guerra, China podía ser abastecida por mar,
pero cuando la conquista japonesa hizo más peligrosas las cosas, la
sola vía por la que podían pasar los suministros era por la "Burma
Road", la carretera que partiendo de Birmania (donde los suministros
podían llegar al puerto de Rangún) llegaba hasta Chunking, en el
corazón de la China de Chang Kai-Chek. El objetivo concreto de mantener
abierta la importante vía de comunicación fué asunto de los tigres
volantes de Chennault. Este era un oficial de la aviación americana que
en 1937 se había licenciado para ponerse a sueldo de Chang Kai-Chek, el
cual le había propuesto organizar una aviación china. Se trataba de
empezar desde cero, y no era trabajo fácil, ya que los chinos sólo
disponían de algunos viejísimos aparatos y no tenían pilotos. En 1940
Chennault partió para Washington y obtuvo poder enrolar unos ochenta
pilotos licenciados y poder adquirir unos 90 cazas Curtiss
"P40-C" que la firma fabri
cante
no sabía a quien vender a causa de un encargo anulado por el gobierno
británico. En todo esto anduvo naturalmente, la mano del gobierno
americano, aunque se buscó también dar a toda la operación un tono
desenvueltamente oficioso. A los japoneses no se les podía ocultar que
los pilotos a sueldo de Chennault apenas habían salido de la "Air
Force" y que los aviones adquiridos por los chinos habían sido pagados,
como los pilotos, con dólares de la ayuda americana a China... Ellos
protestaron, pero la diligencia diplomática no tuvo ningún efecto.
Chang Kai-Chek ofrecía condiciones muy atractivas a los pilotos que
aceptaban ir a combatir por los nacionalistas, 600 $ al mes y una prima
de 500 $ por avión japonés derribado. El cuerpo de "tigres volantes"
(American Volunteeer Group) fue constituido el 1 de Agosto de 1941,
tres meses antes del ataque a Pearl Harbor y de la ocupación de
Birmania, los "Flying Tigers" combatieron, como se ha dicho, durante
todo el conflicto y lograron mantener un alto grado de agresividad aun
en los momentos más negros de la guerra del Pacífico.
Chennault no fue casi nunca un hombre manejable
y casi siempre fue difícil de tratar. Siempre fue también muy escéptico
sobre las posibilidades de Chang Kai-Chek y su improvisado ejército,
mandado por generales corrompidos, pero una decepción aún mayor la tuvo
Chennault con sus propios compratiotas, desde otoño de 1940 el coronel
Claire Lee Chennault había enviado al Pentágono de Washington los datos
exactos del caza japonés tipo "Zero", uno de
los secretos más celosamente custodiados por las fuerzas armadas
niponas, Chennault, que muchos en Washington consideraba un fanfarrón y
un cargante, pero que todos conocía como duro y uno de los mayores
expertos en aviones, había conseguido elaborar hasta los menores
detalles, como escribe el historiador John Toland, el sistema con el
que los más pesados "P40" habrían podido derribar a los más veloces
"Zeros"; pero aquel plan, que habría podido salvar la vida de muchos
pilotos novatos obligados a enfrentarse al "Zero" en numerosos combates
al inicio de la guerra, había sido archivado sin que nadie lo examinase
con atención. Chennault era demasiado extravagante como para ser tenido
en cuenta por sus superiores, y a causa de esta necedad los americanos
mandaron a la muerte a centenares de jóvenes pilotos, dejándose
sorprender por la excelente maniobrabilidad del nuevo "Zero", cuyos
datos exactos estaban, irónicamente, ya en su poder hacía varios meses.
Cartel de propaganda para el enrolamiento de voluntarios de los "Flying Tigers"