Los Tigres Volantes y el coronel Chennault
- Detalles
- Creado en 02 Julio 2005
- Visitas: 24312
Con todo, un puñado de hombres, aviadores americanos al servicio del coronel Claire Lee Chennault, siguió luchando contra los japoneses durante toda la guerra desde el interior del territorio chino todavía libre. Estos hombres, que tenían a su disposición aviones estadounidenses sobre cuyo fuselaje habían pintado el abigarrado morro de un tigre de agudos dientes, se hicieron legendarios por sus acciones y pasaron a la historia con el nombre de "Flying Tigers" (tigres volantes). Un film de este título, interpretado por John Wayne, celebró su epopeya. La realidad de los "Tigres Volantes" es ciertamente menos romántica que su leyenda, aunque no carezca de interés...
Los Estados Unidos habían empezado a ayudar a China desde que, en 1937, Japón había puesto en marcha su política de conquista. Para los americanos de la época del "New Deal" rooseveltiano, ayudar a China a resistir al imperialismo japonés significaba por una parte recobrar los antiguos ideales de la revolución anticolonialista y por otra preservar un enorme mercado que tenía, para los Estados Unidos, un gran interés económico y político. En el curso de la primera fase de la guerra, China podía ser abastecida por mar, pero cuando la conquista japonesa hizo más peligrosas las cosas, la sola vía por la que podían pasar los suministros era por la "Burma Road", la carretera que partiendo de Birmania (donde los suministros podían llegar al puerto de Rangún) llegaba hasta Chunking, en el corazón de la China de Chang Kai-Chek. El objetivo concreto de mantener abierta la importante vía de comunicación fué asunto de los tigres volantes de Chennault. Este era un oficial de la aviación americana que en 1937 se había licenciado para ponerse a sueldo de Chang Kai-Chek, el cual le había propuesto organizar una aviación china. Se trataba de empezar desde cero, y no era trabajo fácil, ya que los chinos sólo disponían de algunos viejísimos aparatos y no tenían pilotos. En 1940 Chennault partió para Washington y obtuvo poder enrolar unos ochenta pilotos licenciados y poder adquirir unos 90 cazas Curtiss "P40-C" que la firma fabricante no sabía a quien vender a causa de un encargo anulado por el gobierno británico. En todo esto anduvo naturalmente, la mano del gobierno americano, aunque se buscó también dar a toda la operación un tono desenvueltamente oficioso. A los japoneses no se les podía ocultar que los pilotos a sueldo de Chennault apenas habían salido de la "Air Force" y que los aviones adquiridos por los chinos habían sido pagados, como los pilotos, con dólares de la ayuda americana a China... Ellos protestaron, pero la diligencia diplomática no tuvo ningún efecto. Chang Kai-Chek ofrecía condiciones muy atractivas a los pilotos que aceptaban ir a combatir por los nacionalistas, 600 $ al mes y una prima de 500 $ por avión japonés derribado. El cuerpo de "tigres volantes" (American Volunteeer Group) fue constituido el 1 de Agosto de 1941, tres meses antes del ataque a Pearl Harbor y de la ocupación de Birmania, los "Flying Tigers" combatieron, como se ha dicho, durante todo el conflicto y lograron mantener un alto grado de agresividad aun en los momentos más negros de la guerra del Pacífico.
Chennault no fue casi nunca un hombre manejable y casi siempre fue difícil de tratar. Siempre fue también muy escéptico sobre las posibilidades de Chang Kai-Chek y su improvisado ejército, mandado por generales corrompidos, pero una decepción aún mayor la tuvo Chennault con sus propios compratiotas, desde otoño de 1940 el coronel Claire Lee Chennault había enviado al Pentágono de Washington los datos exactos del caza japonés tipo "Zero", uno de los secretos más celosamente custodiados por las fuerzas armadas niponas, Chennault, que muchos en Washington consideraba un fanfarrón y un cargante, pero que todos conocía como duro y uno de los mayores expertos en aviones, había conseguido elaborar hasta los menores detalles, como escribe el historiador John Toland, el sistema con el que los más pesados "P40" habrían podido derribar a los más veloces "Zeros"; pero aquel plan, que habría podido salvar la vida de muchos pilotos novatos obligados a enfrentarse al "Zero" en numerosos combates al inicio de la guerra, había sido archivado sin que nadie lo examinase con atención. Chennault era demasiado extravagante como para ser tenido en cuenta por sus superiores, y a causa de esta necedad los americanos mandaron a la muerte a centenares de jóvenes pilotos, dejándose sorprender por la excelente maniobrabilidad del nuevo "Zero", cuyos datos exactos estaban, irónicamente, ya en su poder hacía varios meses.
Cartel de propaganda para el enrolamiento de voluntarios de los "Flying Tigers"