Pues eso, a los 43 he dejado de ser virgen con este pequeño Cessna 152, en los cielos de Berlin, (o mejor dicho las afueras de Berlin). Nada de simulador, la cosa brinca como caballo salvaje y para un vuelo estable hay que estar corrigiendo con pedales y timon constantemente.
Despegue y aterrizaje por supuesto con ayuda, los pedales el instructor, el timon yo y "leves toques"

del instructor. Lo Bueno: los simuladores sirven increiblemente para las nociones de vuelo real. Lo malo: extrecho de cojones, los mandos, el aire, las termicas, y todos los otros factores externos. Como extrañe mi joystick.

Minutos antes, casi podiamos llamarlo
el preludio 

en el aire,
en plena faena. 
. Notese la soltura; una mano en el timon la otra en la camara. Indicadores de velocidad vertical y derrape en "0"


Las afuera de Berlin a 2500 pies.
El éxtasis 

seguros en tierra.
"El cigarro de despues".